Un mes. Eso es lo que he estado de baja. Un mes enterito para mí sola. Mañana vuelvo a la vida laboral y, aparte de los compis y las risas y las bromas, no he echado de menos mi trabajo. Y eso, que se supone, que me gusta. Pero en doce años han cambiado mucho las cosas y ya no es lo que era. Venga, que me desvío del tema.
¿Qué he hecho en un mes? ¿Qué he aprendido? ¿Que no he hecho? ¿Qué me he dejado por el camino? Pues muchas cosas.
He aprendido que puedes crearte rutinas propias sin necesidad de tener un trabajo. Rutinas que hacen que tu vida sea más fácil y que tu mente no se vuelva majareta. Y lo he hecho yo solita. Gallinfante para mí.
No he escrito todo lo que quería en el blog durante este mes. Y me da un poco de pena. Pero la vaguería, dejadez, o como se le quiera llamar, para escribir que tengo últimamente no se me ha pasado estando de baja. Veremos con la vuelta al trabajo. JA.
He seguido teniendo vida social. Menos que antes, pero como estoy yendo a la Fira del Teatre de Manacor, pues eso me ha mantenido socialmente activa. Alguna que otra cena con amigos, y poca cosa más, que la pierna todavía no se ha recuperado del todo.
No he hecho deporte en un mes. Y lo noto. Lo echo de menos. Por ahora, voy a tener que cambiar de deporte, hasta que se recupere del todo la rodilla. Creo que tendré que recuperar mi etapa nadadora. Que hace veinte años (¿he dicho veinte?) nadaba mucho, así que ya va siendo hora de volver, aunque de muuuucha pereza con este frío.
También echo de menos bailar. Mucho. Demasiado. Durante este mes es lo que he echado más de menos. El médico me ha dicho que puedo empezar a bailar. Poco a poco. Sin cansarme. Sin forzar la rodilla. Sin pegar saltos ni golpearla. Pero ya es algo. No es un no definitivo. Así que, la próxima ballada que tenga ganas, pues iré. Y bailaré una, dos o cinco. Lo que sea. Tengo ganas de volver a soñar con los pies.
He cocinado mucho. He hecho pruebas. Algunas han salido bien y otras mal. Me he dado cuenta que si no cocino es por el cansancio, por dejadez, por no tener ganas cuando llegas después de un día largo. Pero he recordado que me gusta mucho cocinar, que no se me da mal, y que me relaja. Le he sacado partido a la thermomix y quiero seguir experimentando. Veremos si lo consigo.
He leído mucho. Más de lo que hago normalmente, y a un ritmo similar, aunque inferior, al que tenía durante mi juventud. Tres libros en tres semanas no está mal para mí. El cuarto no ha llegado a su fin en la cuarta semana, pero estoy en ello. Es tan bonito leer. Perderse en las historias de los libros. Vivir en otras épocas con otra gente.
También he visto bastantes películas. Sobre todo al principio de la baja, cuando tenía que estar más quieta. Buenas, malas, de miedo, cómicas, de amor... Muchas. He arrasado con el yomvi. Tengo un listado enorme para comentar, no sé si me dará tiempo a tanta cosa, pero se intentará.
Me he dado cuenta que no necesito trabajar para ser feliz. Que podría vivir sin trabajar perfectamente, al menos durante una temporada. Lástima que no sea millonaria. Hay gente que se motiva trabajando, que es su forma de vida pero, como dice mi hermana, "el trabajo te quita mucho tiempo para poder vivir", o algo similar. Y es verdad. Antes me motivaba mucho mi trabajo pero, ahora, me motiva más lo que hay fuera de mi trabajo. Todas esas cosas que se quedan en el tintero y no puedes hacer porque la mayor parte de tu día trabajas o duermes. Realmente, te queda muy poco tiempo para disfrutar. Y diréis, pues disfruta trabajando. Antes lo hacía, pero ahora... Bueno, eso es otro tema.
También he aprendido que las Mutuas de accidentes son muy víboras. Que buscan darte de alta para ahorrarse dinero, sin esperar a que te hagan pruebas ni nada. Y derivan tu expediente a Inspección Médica para que ellos te den el alta y deje como un tonto/a al médico de cabecera. Bueno, todo eso ya lo sabía, pero lo he vivido en carne propia. Suerte que me han dado de alta dos días antes de ir a la Inspección. Pero que las Mutuas revisen las bajas por enfermedad, ni me parece bien ni creo que sea correcto. Es mi opinión personal.
He aprendido a estar sola. A disfrutar sola. A organizarme sola. Media naranja ha trabajado mucho este mes, así que me he pasado muchas horas sola. Y no me ha importado. En absoluto. Me gusta estar sola. No siempre. Pero sí a ratos. Hacer "mis cosas". Organizarme. Estar tranquila conmigo misma. Creo que es importante saber estar bien con uno para poder estar bien con los demás. Y este mes he estado muy tranquila, mucho. Hacía tiempo que no me sentía tan relajada y tan bien. Por eso me da un poco de miedo volver al trabajo. Pero bueno, se hará lo que se pueda.
Y mi rodilla, pues sigue ahí. Esperando a la rehabilitación. Con lesiones antiguas más graves que las nuevas, pero que se van a quedar así porque, como me dijo el médico "Ni te duelen, ni sabemos cuántos años hace que las tienes. Así que no haremos nada." Pues mejor. No estoy curada del todo, pero creo que puedo trabajar. En un mes empiezo la rehabilitación. Ya veremos cómo va todo.
Y para celebrar el último día de mi primera, y larga, baja laboral, toca hacer una pizza casera, rica, rica. Allá voy. Sed buenos... o no.
Hay que volver a bailar con precauciones. Nada de lambada ni volteretas ni saltos gimnásticos. Tienes que volver suavemente.
ResponderEliminarEl trabajo está bien pero te parte el día.