martes, 24 de noviembre de 2015

Un mes

Un mes. Eso es lo que he estado de baja. Un mes enterito para mí sola. Mañana vuelvo a la vida laboral y, aparte de los compis y las risas y las bromas, no he echado de menos mi trabajo. Y eso, que se supone, que me gusta. Pero en doce años han cambiado mucho las cosas y ya no es lo que era. Venga, que me desvío del tema.
  
¿Qué he hecho en un mes? ¿Qué he aprendido? ¿Que no he hecho? ¿Qué me he dejado por el camino? Pues muchas cosas.

He aprendido que puedes crearte rutinas propias sin necesidad de tener un trabajo. Rutinas que hacen que tu vida sea más fácil y que tu mente no se vuelva majareta. Y lo he hecho yo solita. Gallinfante para mí.

No he escrito todo lo que quería en el blog durante este mes. Y me da un poco de pena. Pero la vaguería, dejadez, o como se le quiera llamar, para escribir que tengo últimamente no se me ha pasado estando de baja. Veremos con la vuelta al trabajo. JA.

He seguido teniendo vida social. Menos que antes, pero como estoy yendo a la Fira del Teatre de Manacor, pues eso me ha mantenido socialmente activa. Alguna que otra cena con amigos, y poca cosa más, que la pierna todavía no se ha recuperado del todo.

No he hecho deporte en un mes. Y lo noto. Lo echo de menos. Por ahora, voy a tener que cambiar de deporte, hasta que se recupere del todo la rodilla. Creo que tendré que recuperar mi etapa nadadora. Que hace veinte años (¿he dicho veinte?) nadaba mucho, así que ya va siendo hora de volver, aunque de muuuucha pereza con este frío.

También echo de menos bailar. Mucho. Demasiado. Durante este mes es lo que he echado más de menos. El médico me ha dicho que puedo empezar a bailar. Poco a poco. Sin cansarme. Sin forzar la rodilla. Sin pegar saltos ni golpearla. Pero ya es algo. No es un no definitivo. Así que, la próxima ballada que tenga ganas, pues iré. Y bailaré una, dos o cinco. Lo que sea. Tengo ganas de volver a soñar con los pies.

He cocinado mucho. He hecho pruebas. Algunas han salido bien y otras mal. Me he dado cuenta que si no cocino es por el cansancio, por dejadez, por no tener ganas cuando llegas después de un día largo. Pero he recordado que me gusta mucho cocinar, que no se me da mal, y que me relaja. Le he sacado partido a la thermomix y quiero seguir experimentando. Veremos si lo consigo.

He leído mucho. Más de lo que hago normalmente, y a un ritmo similar, aunque inferior, al que tenía durante mi juventud. Tres libros en tres semanas no está mal para mí. El cuarto no ha llegado a su fin en la cuarta semana, pero estoy en ello. Es tan bonito leer. Perderse en las historias de los libros. Vivir en otras épocas con otra gente. 

También he visto bastantes películas. Sobre todo al principio de la baja, cuando tenía que estar más quieta. Buenas, malas, de miedo, cómicas, de amor... Muchas. He arrasado con el yomvi. Tengo un listado enorme para comentar, no sé si me dará tiempo a tanta cosa, pero se intentará.

Me he dado cuenta que no necesito trabajar para ser feliz. Que podría vivir sin trabajar perfectamente, al menos durante una temporada. Lástima que no sea millonaria. Hay gente que se motiva trabajando, que es su forma de vida pero, como dice mi hermana, "el trabajo te quita mucho tiempo para poder vivir", o algo similar. Y es verdad. Antes me motivaba mucho mi trabajo pero, ahora, me motiva más lo que hay fuera de mi trabajo. Todas esas cosas que se quedan en el tintero y no puedes hacer porque la mayor parte de tu día trabajas o duermes. Realmente, te queda muy poco tiempo para disfrutar. Y diréis, pues disfruta trabajando. Antes lo hacía, pero ahora... Bueno, eso es otro tema.

También he aprendido que las Mutuas de accidentes son muy víboras. Que buscan darte de alta para ahorrarse dinero, sin esperar a que te hagan pruebas ni nada. Y derivan tu expediente a Inspección Médica para que ellos te den el alta y deje como un tonto/a al médico de cabecera. Bueno, todo eso ya lo sabía, pero lo he vivido en carne propia. Suerte que me han dado de alta dos días antes de ir a la Inspección. Pero que las Mutuas revisen las bajas por enfermedad, ni me parece bien ni creo que sea correcto. Es mi opinión personal.

He aprendido a estar sola. A disfrutar sola. A organizarme sola. Media naranja ha trabajado mucho este mes, así que me he pasado muchas horas sola. Y no me ha importado. En absoluto. Me gusta estar sola. No siempre. Pero sí a ratos. Hacer "mis cosas". Organizarme. Estar tranquila conmigo misma. Creo que es importante saber estar bien con uno para poder estar bien con los demás. Y este mes he estado muy tranquila, mucho. Hacía tiempo que no me sentía tan relajada y tan bien. Por eso me da un poco de miedo volver al trabajo. Pero bueno, se hará lo que se pueda. 

Y mi rodilla, pues sigue ahí. Esperando a la rehabilitación. Con lesiones antiguas más graves que las nuevas, pero que se van a quedar así porque, como me dijo el médico "Ni te duelen, ni sabemos cuántos años hace que las tienes. Así que no haremos nada." Pues mejor. No estoy curada del todo, pero creo que puedo trabajar. En un mes empiezo la rehabilitación. Ya veremos cómo va todo.

Y para celebrar el último día de mi primera, y larga, baja laboral, toca hacer una pizza casera, rica, rica. Allá voy. Sed buenos... o no.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Películas encadenadas 10

Hoy vamos a por una nueva tanda de películas encadenadas. Se me han acumulado bastantes desde el último post que hice de películas. Así que las iré poniendo poco a poco. Empecemos con la décima sesión de películas encadenadas.

Proyecto dos (2008, España). Película dirigida por Guillermo Fernández Groizard y protagonizada por Lucía Jiménez y Adriá Collado. Este último es un científico que investiga los comportamientos genéticos y es feliz junto a su mujer (Lucía Jiménez) y el hijo de ambos. Ella tiene una parte inglesa y es traductora. Todo muy bonito y muy normal si no fuera por los déjà vues que tiene él desde que era un niño. Un día, casualmente, descubre un hecho que le hará plantearse la realidad de su mundo estable, e incluso su propia identidad. Y no cuento más para no spoilear. ¿Qué me pareció? Bien, pero tampoco es para tirar cohetes. Para pasar una tarde/noche entretenida pero no con muchas pretensiones. Y mira que los protagonistas me gustan. Y que la película sea bilingüe también me gusta mucho, pero pichín, pichín.

 


London Boulevard (London Boulevard, 2010, UK). Dirigida por un debutante William Monahan y basada en la novela del mismo título de Ken Bruen, cuenta la historia de un ex convicto (Colin Farrell) que, tras salir de prisión, se convierte en el protector de una famosa y extraña actriz (Keira Knightley). Película entre la acción y el amor de la cual he tenido que volver a mirar el tráiler porque no me acordaba en absoluto de qué iba. Con eso ya lo digo todo. Quien quiera verla, que la vea, pero se olvida fácilmente.

El amor es extraño (Love is strange, 2014, USA). Dirigida por Ira Sachs, trata sobre el matrimonio homosexual en los USA. La pareja formada por John Lithgow (Ben) y Alfred Molina (George) tienen una vida bastante cómoda, en cierta manera: ambos tienen un buen trabajo, viven en Chelsea desde hace más 30 años, pero les falta una cosa, casarse. Cuando en 2011 se legaliza el matrimonio homosexual en Nueva York, aprovechan y se casan. ¿Consecuencias? George es despedido de la escuela católica en la que trabaja como profesor de música, y no pueden seguir manteniendo el ritmo de vida que llevaban hasta el momento. Entre otras cosas, tienen que pedir a familiares y amigos que los acojan y, es por ello, que empiezan a vivir separados involuntariamente. Es una historia costumbrista y bastante cercana. Me gustó la película por todo, la historia, los personajes, las historias secundarias, las consecuencias de tomar una decisión que, en un principio, es una alegría para sus vidas,... Todo. Sí, es recomendable.



El arte de amar (L'art d'aimer, 2011, Francia). Ya sabéis que soy muy fan de las películas francesas, por norma general, y ésta tenía un aliciente añadido que era François Cluzet (el de Intocable), y son varias historias de amor y/o desamor contadas en clave de humor. Vamos, que tenía muchos ingredientes para que me encantara, pero no. Me gustó, me reí, está bien, pero no me encantó. Con esto no quiero decir que no recomiende verla, pero es una peli normalilla, graciosilla y un poco dramática, pero nada más. Ah, el director es Emmanuel Bouret, que también participa en el guión. 


El Gran Hotel Budapest (The Grand Budapest Hotel, 2014, USA). Dirigida por Wes Anderson, y con la fantástica música de Alexandre Desplat (de ahí que ganara el Oscar a la mejor banda sonora). Reparto coral con muchas caras conocidas (Jude Law, Saoirse Ronan, Edward Norton, Jeff Goldblum, etc., etc., etc.) pero cuyos protagonistas principales son el muy conocido Ralph Fiennes (Gustave H.), y el menos conocido Tony Revolori (Zero Moustafa). Cuenta la historia de un conserje del Hotel Budapest, Gustave H., que se hace amigo del botones Zero emprendiendo ambos una serie de aventuras tras el robo de un valioso cuadro que pertenecía a una rica familia. Todo ello contado en clave de humor y, como telón de fondo, los acontecimientos importantes de la primera parte del siglo XX. Todo me gusta de esta película, todo. Me divertí mucho. Me gustó la estética, la fotografía, la música, los actores, la historia, la forma en que está contada, el toque ese de locura que tiene, ... Todo. Eso sí, no es una película para todos los públicos porque no le va a gustar a todo el mundo. En cierta manera, es rara. Ya me lo dijo mi amigo Javi: No me ha gustado, pero creo que a ti sí que te gustará. Y sí, me gustó. Venga, ya estáis tardando en verla.




 Y la última por hoy, Reencontrar el amor (Une recontre, 2014, Francia). Una historia de amor y desamor francesa protagonizada por François Clouzet (de nuevo en este post) y Sophie Marceu, dos grandes del cine francés. Cuenta la historia de Pierre (Clouzet), un hombre felizmente casado y con hijos, que una noche conoce a Elsa (Marceu), una mujer soltera que no sale con hombres casados. Peroooo, y siempre hay un pero, se atraen, y mucho, pero mucho. Así que, aunque intentan evitarlo, pues eso, caen. Es la lucha por sucumbir a una pasión, un amor que no pueden controlar, o seguir con sus vidas como hasta ahora. Me gustó. Una peli para pensar un poco viendo los bonitos escenarios parisinos. Recomendable.

Y por ahora se acaba una nueva tanda de películas encadenadas. No creo que tarde mucho en sacar otra porque, con esto de la baja, he visto unas cuantas y el listado se me está empezando a alargar mucho. ¡Sed buenos! ... O no.

sábado, 7 de noviembre de 2015

L'última trobada de Christopher Hampton

Desde finales de septiembre se celebra en la localidad mallorquina de Manacor la XX Fira de Teatre. Si os digo la verdad, a pesar de que se lleva celebrando veinte años, nunca había ido a esta gran Feria del teatro. Pero este año, pues mira, como que nos ha apetecido, y dejándonos guiar por nuestro amigo actor (de teatro, claro) nos hemos agenciado un bono para ver quince espectáculos, ya que también hay parte musical en esta Fira.
 


Tengo intención de reseñar todos los espectáculos que estamos viendo. Ahora estamos más o menos por la mitad, así que empezaremos por el primero que vimos, y del cual mi hermana Nisi ha tenido un trauma por no haberse enterado que venía Abel Folk, y no haber ido a ver esta obra. Pero bueno, luego lo compensó como podéis leer aquí. Pero bueno, a esta obra ya llegaremos más adelante.

Antecedentes: L'última trobada (El último encuentro) es una obra en catalán dirigida, adaptada y protagonizada por Abel Folk. La obra original de teatro es de Christopher Hampton, sí, el guionista y director de cine, que a su vez adaptó la novela original de 1942 de Sándor Márai (escritor húngaro). La obra en inglés se llama Embers, por si a alguien le suena, y la novela original se llama, atención, A gyertyák csonkig égnek, algo así como Las velas se queman hasta el final. Pues eso.

Los protagonistas: Son tres. Abel Folk en el papel de Henrik, Jordi Brau en el de Konrad, y Montse Guallar como Nini, la antigua niñera de Henrik. Bueno, hay un cuarto personaje que sale nombrado todo el tiempo pero que no sale en toda la obra, Krisztina, la mujer fallecida de Henrik.

  
Sinopsis del programa de la obra: Dos hombres que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se reencuentran después de 41 años, para resolver un secreto que hay entre ellos. Durante estos 41 años uno de ellos ha vivido en el Extremo Oriente (Konrad) y el otro no se ha movido de la soledad de su castillo en la remota Hungría (Henrik). Pero de alguna manera los dos han resistido, los dos sabían que tenían que tener este último encuentro. Este duelo en el que utilizarán los recuerdos como armas. Para encontrar la verdad de un conflicto sobre el cual han estado pensando durante 41 años.

Mi punto de vista: Es una obra de gran lucimiento para el primer protagonista, Henrik, ya que lleva la mayor parte de la conversación que mantienen los dos protagonistas. Gran dificultad memorística de aprendizaje de toda esa historia que se va desgranando a lo largo de la obra. Me gustó Abel Folk en ese papel. Aparte de la espectacular voz que tiene, que es un placer oírlo, me gustó mucho la interpretación y la soltura con la que fue desgranando toda la historia.
En cuanto al otro protagonista principal, Konrad, tiene un papel muy difícil en teatro que es el de no decir nada, o casi nada, y expresar con su cara y sus gestos, lo que está pensando en ese momento. Para mí, me resulta muy difícil de realizar un ejercicio de este tipo. Jordi Brau lo borda, la verdad. Qué difícil es mantener la compostura en directo. Muy bien.
Y Montse Guallar, a pesar de tener un papel secundario, está espléndida, como siempre. ¿Qué más se puede decir?

De las cosas que más me gustaron de la obra fue la instalación de parte del público sobre el escenario, y la implicación del mismo dentro de la obra, preguntándoles cosas, hablando directamente con ellos, e incluso, con nosotros. Eso estuvo muy bien.


También me gustó que cuando entramos ya estaban en el escenario Abel Folk y Montse Guallar, vistiéndose, arreglándose, maquillándose... Es una manera, según mi punto de vista, de acercar la obra al espectador. Se hace más cercana, más próxima.

Vamos, que si tenéis ocasión de verla, es muy recomendable.

Os dejo un vídeo con un trocito de la obra. En esta versión salía Rosa Novell, fallecida este 2015.

 
 

jueves, 5 de noviembre de 2015

Libros y más libros (2)

Revisando los borradores que tengo pendientes, me he dado cuenta que tengo unas cuantas reseñas de libros y películas en el limbo de los posts. Sobre todo, de películas. Pero bueno, como hace más tiempo que no escribo sobre libros, pues hoy toca hablar de dos libros de la lista de pendientes. Empecemos.

El primero es el de Helen no puede dormir, de Marian Keyes


Esta vez Marian cuenta la historia de Helen, una detective privado que vuelve a casa de sus padres porque está sin un euro, y a la cual, su ex le encarga un trabajillo: encontrar a un músico que en su época fue muy famoso, Wayne Diffney, y que se ha esfumado de la noche a la mañana. Y además, Helen tendrá que luchar con el peor enemigo que te puedas encontrar, con ella misma.
  
Para mí no es el mejor libro de Marian Keyes. Hasta ahora, todos los que me había leído me habían gustado mucho, pero después de éste pensé en no leer ninguno más de ella. Sí, tanto me decepcionó. Encuentro que ha perdido la magia que tiene tenía Marian, y le falta bastante toque irónico del que encuentras en anteriores novelas. No sé, no me convenció. Pero, al final, ¡cómo no!, me he comprado el último de Marian porque le dan buena crítica, porque la gente que lo ha leído ha dicho que está bien, porque, al fin y al cabo, es Marian. Así que, ya os contaré. Pero este libro podéis obviarlo si queréis. De verdad.

El segundo libro del que os quiero hablar hoy es Los caracoles no saben que son caracoles de Nuria Roca. Hacía tiempo que tenía ganas de leerme algo de Nuria Roca. Me hacía gracia ya que he seguido su trayectoria televisiva durante muchos años; primero en Canal 9 y después en las cadenas nacionales, para pasar a la radio, donde la suelo escuchar por las mañanas de camino al trabajo. En fin, que me desvío del tema. Pues eso, que tenía ganas y me lo compré. 


Nuria cuenta la historia Clara, una mujer en crisis con todo de 35 años, divorciada y con dos hijos, que trabaja en una productora de televisión y tiene una hermana, María, que es la hermana y la hija perfecta, según la madre de ambas. Un cambio imprevisto en la vida de Clara durante una Nochevieja hace que su vida se tambalee, se desmonte más de lo que estaba y, también, se reoriente. 

Es un libro muy fácil de leer, con una serie de personajes variopintos que te enganchan y que hace, en cierta manera, que los sientas próximos ya que son cotidianos. Me gustó por lo fácil, por lo próximo y porque hay momentos de risas y momentos de penillas. Recomendable.

Y aquí se acaban los libros por esta vez.