martes, 31 de diciembre de 2013

Mi 2013



La verdad es que nunca he hecho listas ni a final ni a principio de año. Pero este año, gracias al buenrollismo creado por Gordipé en el blog Trece cosas, me ha dado por ahí. Y como soy una lentorra y me enredo mirando una mosca, no me he puesto hasta ahora a hacerlo. 

Y es que recordar lo bueno, muchas veces es más difícil que recordar lo malo. Así que este año, vamos a ver las 13 cosas que me han producido más buenrollismo. Ahí van:

1. El primer día del año. La verdad es que fue buenrollista total. Me lo pasé genialmente bien. Empezanos el año en casa de mi hermana Nisi, y era la primera vez que lo hacía. Cenamos internacionalmente, no por la comida, sino por los comensales. Y luego nos juntamos con nuestros friki amigos para pasarlo bien. No sé, fue un principio de año un poco improvisado pero salió muy bien. 

2. Mi cumpleaños. Sí, ya sé, es un poco mucho de egocentrismo, pero me encanta mi cumpleaños. Y el de el 2013 estuvo muy bien, y no es que hiciera muchas celebraciones, pero sí que hubo mucha gente que se acordó y me hicieron más regalos que otros años. Pero, realmente no fue por eso, sino porque nos fuimos a cenar aquí. Me hacía mucha ilusión, hacía tiempo que tenía ganas y decidí hacerme un autoregalo, ¿por qué no?

3. Joseph Fiennes. Me encantó. Mira que nunca he sido muy fanática de este actor, pero ir a verlo en vivo y en directo, hacernos una foto con él, que le firmara un autógrafo a Nisi... No sé, fue todo como... Vamos, que salimos encantadísimas. Es uno de los momentazos del año.

4. La blogosfera. Este ha sido un año más productivo para mí. Tampoco es que haya escrito mucho, pero sí que he avanzado más que otros años y, poc a poc, me voy centrando un poco. Ahora tengo ideas para unos cuantos posts, cosa que antes no me pasaba. Me he enganchado a otros blogs, me gustan, los leo, los comento... Me lo paso bien. El mundo virtual bloguero es muy interesante y hay gente muy maja y tan pallá como yo, cosa que me hace infinitamente feliz y me da buen rollo. 

5. La friki boda sorpresa. Uno de los momentos más divertidos del año. No la organicé pero participé en el montaje. Y mi primera vez que hacía de Dama de Honor. Fue genial. Fantástica. Nos lo pasamos de miedo, tanto preparándola como participando de ella. La volvería a repetir. En serio. Si podéis, probadlo. Una forma diferente de empezar los 40. 

6. Italia. Momentazo del año. El viaje soñado pero improvisado. Un viaje inesperado. Empezamos siendo 3 y acabamos siendo 6. Descubrir una pequeña parte del país en el que llevo pensando 20 años. Y, al fin, llegó. Milán y Venecia. Dos ciudades por descubrir. Muchas anécdotas. Muchas risas. Mucho calor. Bailar en la Plaza de San Marcos. Montar en Góndola. Visitar el cementerio de Milán... Simplemente genial.

7. Zumbar. Este año he empezado un nuevo hobby. El zumba. Me apunté con unas compañeras del trabajo antes del verano, y ahí seguimos, zumbando dos veces por semana. Me encanta. Me lo paso pipa. Y hago ejercicio. Soy una zumbada, digoooo zumbera. 

8. El mar, la playa. Me encanta. Soy consciente del privilegio que tengo de vivir en una isla mediterránea a pocos kilómetros de uno de los arenales más famosos de la isla. Disfruto como una loca de poder ir a la playa, meterme en el mar, o simplemente contemplarlo. Me da paz. Me sosiega. Sé que no podría vivir lejos del mar. Es mi buenrollismo constante. 

9. Mis friki amigos. Porque no somos del montón. Porque somos diferentes. Porque hacemos cosas diferentes. Porque no nos importa lo que piensen los demás. Porque nos reímos. Porque siempre están ahí. Porque hablamos virtualmente cada día del año, trabajemos o estemos de vacaciones. Porque ya no sabría que hacer sin ellos. Por todo ello, me hacen feliz.

10. Bailar. Pero no bailar, ballar. El ball de bot. Me encanta. Este año he bailado menos que otros, pero cada vez que voy a bailar me entra ese gusanillo que no he olvidado desde hace 17 años. Estoy enamorada del ball de bot. Me apasiona. Disfruto. Y con tanto recorte, también se ha recortado, así que es una pena. Me gusta ballar de calle y ballar con el traje típico. Uno de los momentos de este año ha sido actuar en el estadio de fútbol de Son Moix. Emocionante. Fascinante. Y eso que no soy nada futbolera, pero impresiona. Y es que "Ballar és somiar amb els peus", o lo que es lo mismo, "Bailar es soñar con los pies".

11. Mi pueblo. Y es que después de 5 años de vivir ilegalmente y en pecado, ya soy legal, pero sigo pecando. Y ahora puedo decir que soy campanera de adopción. Me gusta mi pueblo, aunque haya muchos que no lo crean. Me encanta levantarme estos días de invierno y salir a la terraza y oler a leña, a fuego, a frío. Me encanta sentarme en mi terraza y leer. Me encanta ir al mercado los sábados y pasear bajo el sol. Me encanta llegar por las noches y ver las estrellas al salir del coche. Respirar tranquilidad. Sentir paz. 

12. Bruselas. Otro viaje inesperado. Otro viaje improvisado. Me encantó. Me enamoré de La Grand Place. Pasamos frío. Comimos gofres y mejillones con patatas. Descubrimos "tés de media tarde que llenan tanto" Caminamos y caminamos. Descubrimos tiendas de té. Comimos pollo a la coca-cola y descubrimos fondues de chocolate fundidas. Nos sentimos europeos. Vimos palacios y barricadas. Bailamos frente al Atomium, que me fascinó. Y nos fuimos a Brujas y Gante, pero Bruselas tiene ese encanto europeo, esa internacionalidad, que me encandiló. 

13. Mis 10 kg perdidos. Ha sido lo más importante que he hecho este año y de lo cual me siento muy orgullosa. No me ha costado mucho, no voy a mentir. Pero pensaba que no lo conseguiría, porque este año ha sido muy duro, laboralmente hablando, y estar en un estado de nervios y de bajón continuo pues no ayuda mucho a embarcarte en una aventura de este tipo. Pero lo he conseguido, y estoy contenta. Tener a alguien a tu lado que te apoya, ayuda, claro, y hace que todo sea más fácil. Y doy las gracias por ello. Para el 2014, tengo mi Objetivo number two. A ver si lo consigo.

Y estas son mis trece cosas. Y estoy contenta por tenerlas. Y para el 2014, espero poder tener 14 cosas buenas que contaros. ¡Feliz Año Nuevo a tod@s! 

martes, 24 de diciembre de 2013

Nadal

Espero que disfrutéis de estas Fiestas Navideñas. 
Espero que la tristeza que muchas veces se asienta durante estos días, no venga y os secuestre.
Espero que encontréis momentos felices y bonitos.
Y lo más importante, espero que todo esto se extienda durante todo el año.
Sed felices, seamos felices.

Bon Nadal

Feliz Navidad

En definitiva, Molts d'Anys a tothom! :)

Passeig del Born. Palma. Hace unos días.

martes, 17 de diciembre de 2013

El post número 100 y un cumpleaños

Bueno, he llegado al post número 100 después de ¿cuántos años?... 5 años. Eso quiere decir que no escribo mucho, pero también que no lo he dejado del todo por el camino. 

Y como el 100 es un número importante, pues he pensado que se debía publicar en una fecha, para mí, importante: el cumpleaños de Nisi. Sí, hoy es el cumpleaños de little Nisi. De esa única hermana que tengo y que me dedica posts tan bonitos y cariñosos como éste y éste. Pues nada, aunque ya le dediqué uno, hoy voy a desquitarme felicitarla dedicándole el post número 100. Es evidente que será un post para poner lo peor mejor de Nisi, claro... Y ella que se lo cree...

Vamos a ver, si tuviera que describir a mi hermana podría emplear muchos términos, así que conviene empezar ya para no cansar a nadie, que hay mucho que decir.

Nisi es bichóloga, que le digo yo. Bichóloga marina, para ser exactos. Cuenta bichos marinos, los mide, los pesa... Bueno, o ella dice que lo hagan. Hace estadísticas de esas raras... Va a reuniones, congresos, cursos internacionales en países lejanos y no tan lejanos. Monta en barco, al menos, una vez al año para seguir contando y pesando más bichos y ver si hay muchos o pocos, etc, etc. Y, lo más importante es que le gusta. Aunque se queje y diga que está cansada, pero yo sé que le apasiona lo que hace. Y en eso, tiene mucha suerte.


Nisi haciendo fotos desde el barco con la Dragonera al fondo

Nisi es Doctora, Doctora en Bichología Marina, claro. Como es muy currante, constante y demás, pues es Doctora. Hasta hace un año y poco era una excusa perfecta...

- Nisi, vamos a cenar, ¿te vienes?
- Es que no puedo. Tengo que hacer tesis.

-Nisi, se va a inundar la isla. Vamos a comprar una barca para salvarnos, ¿nos acompañas?.
- No puedo, tengo que hacer tesis.

Siempre hacía tesis. A todas horas y en todo momento. Pero ahora, ahora no hay tesis que valga. Ahora ya no. Igualmente, ahora siempre tiene cosas que hacer. Nisi no para. Es una persona que siempre está ocupada. Para mí que cuando duerme también está haciendo algo práctico y útil. 

- Nisi, ¿el sábado te vienes a casa a comer y ver una peli?
- Hmmm... No sé, tengo que poner la lavadora, la secadora, tejer una bufanda, hacer unos makis y, si me sobra tiempo, ayudar a nuestra madre, la adivina, a teñirse el pelo y pintarse las uñas. Ah, y luego quiero bajar a comprar fruta y a sacar dinero. Y si me sobra tiempo...
- Vale, vale, ya lo dejamos para otro día, que me estoy estresando. 

Los viajes también son una buena excusa razón para no quedar. Porque Nisi viaja mucho, por trabajo, pero mucho. Creo que el último año ha estado casi más fuera de la isla que por aquí. Así que si no viene, va y si no va, viene. Vamos, que tampoco tiene tiempo.

Por tanto, después de un año sin tesis, las conversaciones se han vuelto del siguiente tipo:

- Nisi, dentro de un mes nos vamos de excursión, ¿te va bien?
- No puedo, estoy de viaje.
- ¿Y el siguiente finde?
- Tampoco, estaré preparando la maleta porque me voy de viaje.
- ¿Y el otro?
- Hmmm... No sé si estaré... Estoy pendiente que me confirmen una reunión en la Luna. Mejor planeadlo sin mí.

De estos múltiples viajes, Nisi se trae muchas fotos. Y es que le gusta hacer fotos. Es una fotógrafa amateur. Y además, las hace bien. Tiene buenas ideas, tiene imaginación. Le gusta tanto fotografiar artistícamente que: 1. Se olvida de sacar personas y, 2. Nadie entiende sus fotos. Y cuando hacemos concursos friki-fotográficos, sus fotos, aunque sean las que están mejor hechas, no son las ganadoras. No las entendemos. Y lo sabe. Y se esfuerza. Algún día lo conseguirá, lo sé. 


Nisi haciendo fotos

Otra característica que le viene de nacimiento es que Nisi es una dormilona, sobre todo en invierno. Es como un oso, se metería en su cueva y no saldría en toda la estación. Pero con tanta ocupación, pues no puede. Pero le encanta dormir, y meterse debajo de capas y capas y capas de edredones y fundas nórdicas, y cosas de esas que abrigan mucho y dan mucho calor. De pequeña era un poco frustrante en épocas señaladas, como los Reyes.

6:30 a.m.
- Nisi, despierta, que han venido los Reyes, se han comido el turrón y se han bebido al anís. Ah, y también los camellos se han bebido el agua. Y hay un montón de regalos para ti, para mí, y para papá y mamá.
- Aras, tengo sueño. Quiero dormir.
- Pero, ¡HAN VENIDO LOS REYES!
- Y, ¿se van a llevar los regalos? No. Pues déjame dormir.

Y me iba de nuevo al comedor a ver los bonitos paquetes y las cartas que nos dejaban pero sin atreverme a abrir nada hasta que no se levantara mi hermana pequeña, porque lo teníamos que hacer juntas. 

7:00 a.m.
- Nisi, ¿todavía duermes? Venga, despierta, que hay que abrir los regalos.
- Hmmmm... No me vas a dejar dormir, ¿verdad? Venga, me levanto, pero que sepas que tengo sueño.

Ah, y el resto del año puede dormir en cualquier sitio, cómodo o incómodo, eso es lo de menos.
Nisi durmiendo

También se puede decir que Nisi es un poco muy mandona. Le gusta organizar, le gusta hacer las cosas como a ella quiere, y le gusta tenerlo todo controlado. Eso va bien, sobre todo, cuando te vas de viaje con una frikipandi despistada y desorganizada de por sí. Pero no va tan bien, cuando el objeto de sus mandoneos organizacionales eres tú, sobre todo, cuando no estás de acuerdo con lo que manda/organiza. 

- Aras, esto hay que hacerlo así.
- No, no, yo lo hago así porque creo que es mejor.
- No, no, es como yo te digo.
- Que no, que también se puede hacer así... 
Y entramos en un bucle infinito. 

Lo que me sorprende es que últimamente se está volviendo un poco yo en el tema de los despistes. Y me preocupa.

- Aras, no encuentro la tarjeta del bus.
- ¿Has mirado por todas partes?
- ¡Claro! Y en el trabajo no la tengo, seguro. Ni en el coche... Y por aquí no está.
- ¿Y en su sitio?
- ¡Claro que no está en su sitio!
- ¿Me estás diciendo que la has perdido? ¿Tú?
- Sí. La he perdido.
Y así, ¡hasta 3 veces! Que para Nisi ya es mucho.

En los últimos tiempos es bastante frecuente oír la frase "Aras, no encuentro...", y mi respuesta siempre es la misma: "Me preocupas". Debe ser fraternal, o algo así.

Lo que siempre ha sido es una indecisa. El problema es cuando te encuentras con otra indecisa, como yo. Los consejos no existen, se convierten en indecisiones, todo se eterniza, las compras, la comida de los restaurantes, ...  Es así. Somos así. Indecisas forever.

Una cosa que tuvo muy clara fue cuando decidió ser musicóloga, vamos, empezar a tocar un instrumento isleño. Nisi es xeremiera. ¿Y qué es una xeremia? Pues esto. Hace ya muchos años que lo es. Y ha pasado mucho tiempo desde que le salió la primera nota después de clases y clases sin conseguir tres notas seguidas. Y lo hace bien, tengo que decirlo. En su momento, fue una de las primeras mujeres que se atrevió con este instrumento, así que es un poco pionera en el tema, o eso creo yo. Bueno, es otra de esas tantas cosas que hace. También se ha hecho tejedora, pero lo dejaremos para otro día.


Nisi tocando

Para acabar, no me puedo olvidar de Nisi y su flequillo. Siempre lleva. Desde bien pequeña. La diferencia es que antes era recto y le tapaba los ojos, y ahora es más informal y, al menos, puede ver. Una de las pocas veces que la he visto sin flequillo ha sido hace poco, cuando se hizo las rastas (Aras, te he dicho que son trenzas, no rastas) en su viaje africano, pero hacía años infinitos que no se lo quitaba. Y esta vez sólo fue por unos días. Y es que el flequillo de Nisi podría contar muchas historias, sobre todo de pequeña cuando nuestro padre se lo quería cortar. Eso la tenía traumatizada. Su fantástico flequillo no se cortaba, si no veía, daba igual, pero no se cortaba. Y nuestro padre venía con las tijeras y le decía: 

- Nisi, venga, te voy a cortar el flequillo. 
- No, está bien, déjalo así. 
- Pero si no ves, ya te llega a la nariz.
- Da igual, sí veo, me gusta así. No quiero que me lo cortes.

Y nuestro padre se lo cortaba. Se lo dejaba torcido. Y volvía a cortar más. Y era un drama. En eso, por suerte, ha mejorado. Ahora se lo corta el peluquero. 

Y Nisi es muchas cosas más, pero creo que ya ha recibido bastante por esta vez. Esta es Nisi, my little Nisi. Hoy es su trentapar cumpleaños. 

Muchas felicidades, little! 

Molts d'anys!


Nota: Hay fotos que se las he robado tomado prestadas a Nisi, aunque la mayoría son mías.

jueves, 12 de diciembre de 2013

La llave de Sarah (Tatiana de Rosnay)

Hacía tiempo que tenía pendiente este libro que me regaló mi hermana. 

Hacía tiempo que le daba vueltas y vueltas porque preveía una historia triste y dura.

Pero bueno, al final me lo he leído y tengo que decir que realmente es una historia muy dura y muy triste, así que no me ha quedado otro remedio que llorar como una magdalena cada vez que lo he cogido para ir avanzando en las historias de Sarah (pasada) y Julia (presente). 

El libro habla de un hecho que, hasta ahora, desconocía, El Vel d'Hiv, o cómo miles de judíos franceses fueron encerrados en este velódromo parisino durante varios días en el verano de 1942 por la misma policía francesa. Sarah es una de ellos. Una niña. Una francesa.

Hacía tiempo que no me enganchaba tanto a un libro. Y, por una vez, y sin que sirva de precedente, tengo que decir que la little Nisi ha acertado de lleno. 

Así que, quien esté pensando en leérselo, que no se lo piense más y se ponga a ello. Ya estáis tardando.

Ah, y para cinéfilos también hay peli, que todavía no he visto. No sé si me gustará porque cuando un libro gusta mucho, hay veces que la película decepciona... La protagonista es Kristin Scott Thomas y en la VO habla en francés. A ver si la puedo conseguir.

No os cuento más.

No os pongo el tráiler.

Leedla.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Cenas de empresa navideñas

Estamos en la época del año en que todavía quedan algunas empresas en que celebran cenas antes de Navidad para el personal que todavía subsiste en ellas. 


Y hay empresas que ya no las celebran, porque no pueden, porque no quieren o porque, simplemente, la empresa ha dejado de existir. 

El fin de semana-puente pasado hicimos una cena navideña de departamento. Eso quiere decir, 

1. Lo evidente, que no fuimos toda la empresa, sólo el departamento en el que trabajo.
2. Que nos la pagamos nosotros mismos. Y hay que decir que nos salió muy bien de precio. 

La cuestión es que esta cena se lleva preparando desde hace un par de meses (no mallorquines, de los normales), y en cierta manera me apetecía y no me apetecía ir. Pero, al final, me decidí a ir. Y claro, empezó todo...

- Aras, ponte guapa que vamos a ir súper arregladas... En plan loba.
- Buf, qué pereza. De loba no me veo pero, en fin, al menos me pondré falda, que ya es mucho. 
- Tú, arréglate.

Y claro, tuve que comprarme algo de ropa porque, sinceramente, siempre voy desfasada y mi armario da pena. Y me fui con Nisi de compras. El problema siempre que nos vamos de compras es que si la una es una indecisa la otra lo es más...

- Nisi, ¿te gusta este este jersey?
- Bueno, tiene muchas rayas, pero te queda bien. ¿A tí te gusta?
- Hmmmm... No está mal para ir a trabajar, y me queda bien. Y es barato.
- Pues llévatelo.
- ¿Te llevarías dos iguales pero de distinto color?
- ¿Por qué? ¿Tanto te gusta?
- Bueno, no sé, como me queda bien... 
- Hombre, si tanto te gusta llévatelo, pero sino, no te lo lleves.
 - Hmmmm... Me lo pienso... Cojo éste y luego ya veremos.


Y así, hasta el infinito. Cuando no es la indecisión es la salida del planning previamente establecido: 

- Bueno, ya que pasamos por aquí, me paro a comprar té que ya sé lo que quiero (expresión muy importante para tema compras).
- Vale, yo también debería, pero no sé, tardaremos mucho porque yo no sé lo que quiero, y no tenemos tanto tiempo. Pero primero entramos en aquella tienda.
...
- Venga, mientras tú pagas, yo me voy a la tienda de té.
- Vale, ahora te vengo a buscar y, a lo mejor, compro algo.

Pero, finalmente, no compré nada porque sino, hubiéramos entrado en un bucle infinito, y no teníamos tiempo.

Igualmente, debo decir que esta vez conseguimos los objetivos pre-establecidos (cosa rara) y yo no divagué demasiado (cosa más rara aún). Así que, después de un par de horas dando vueltas por el centro de la ciudad, conseguí el kit de la cena navideña (zapatos, medias y un jersey, muy bonito, por cierto). También debo decir que hubo productos fuera de objetivo, pero sino, no seríamos nosotras. 

Y después llegó el día de la cena que, por poco me lesiono en el baño de mi casa y no puedo ir. Ya me veis, toda mona, divina, con mi faldita, mi jersey nuevo, mis medias y mis zapatos con un poco de tacón, pintadita, duchada y perfumada, intentando hacer lo último que tenía que hacer, pintarme los labios... Pues nada, estaba a punto de ponerme el pintalabios cuando mi pie derecho adquirió vida propia y decidió irse de paseo a patinar por el baño. Resultado: me quedé espatarrada en el suelo con todo el equipo al completo. Menos mal que no me hice daño, y menos mal que no me hice ninguna carrera, ni se me rompieron los trapitos que llevaba. 

Ah, y después de camino a la cena, se quemó un coche en la autopista y, claro, bomberos, guardia civil y toda la pesca... Al menos fue en sentido contrario... Pero la cola también se forma, para mirar, claro. 

Y para colmo, cuando ya estábamos todos sentados en una mesa de casi 30 personas, viene mi jefe desde el otro extremo y se me pone a preguntar si había entregado un informe y si el lunes lo podría tener hecho... ¿Perdón? ¿Trabajo? Ni que guapa estás, ni "Anda, Aras, llevas falda", ni ná de ná. En fin... 

Mal presagio para una noche fiestera, pero realmente me lo pasé bien. Comimos bien, bebimos todo lo que quisimos o pudimos, bailamos, cantamos, nos reímos con un montaje de fotos antiguas... Un exitazo para un día al que no le daba muchas posibilidades.

Por eso, y aunque me cueste dinero, siempre preferiré las cenitas montadas entre los compañeros del curro que las montadas por los jefes. Ahora, para la próxima, si no cambia nada, no hay que invitar al jefe! Anotado. 

martes, 3 de diciembre de 2013

Mi güelito

Un güelito es como un abuelo pero en asturianu. Son igual que el resto, pero hablan un poco diferente, con ese acento tan característico y tan del Principado. Yo tuve uno de esos. Y este post se lo dedico. 

¿Por qué? Pues porque por esta época siempre lo echo un poquitín de menos. Porque se fue un otoño de hace ya 27 añazos... Casi ná... Y todavía lo añoro. Pero bueno, no hay que ponerse triste... Es un homenaje a una de las personas que más he querido y por la cual sentía una gran devoción.

Mi güelito era alto. Mucho, o eso me lo parecía a mí. Tenía el pelo blanco, muy blanco... Vamos, no era calvo. Llevaba gafas grandes, y vivía con nosotros desde que yo tenía 6 años.

Mi güelito tenía un orinal. Sí, uno de esos viejos de porcelana, creo, que tenía debajo de la cama de su habitación. Cada mañana se lo llevaba al baño, lo limpiaba y lo volvía a colocar en su sitio.

Mi güelito olía a naftalina. Siempre tenía en el armario, para conservar bien la ropa, y cuando olías su armario y lo olías a él, sentías lo mismo. Pero ése era su olor, mezclado con colonia... Que ya ni me acuerdo cuál era.

Mi güelito me enseñó quién era Pinín... Me leía sus tebeos... Los mirábamos... Siempre las mismas historias, siempre los mismos tebeos. Me encantaban. Pinín, con su gaita y su madreña voladora... Un mundo fantástico y muy astuarinu. No hay que olvidarse de sus tíos, Pinón y Telva, que también salían en los tebeos. 


Hace un par de años conseguí un tebeo de Pinín. No era de mi abuelo. Lo conseguí en Asturias. Y me emocionó... Como una vuelta a la infancia. Ah, y también tengo a Pinín, Pinón y Telva en figuritas de barro.

Mi güelito me enseñó a jugar a la brisca. Y hoy todavía lo sigo haciendo.

Mi güelito era "rojo". Yo no sabía lo que era. Ni idea. Ahora sí. Y creo que fue un gran luchador.

Mi güelito se peleaba con la tele. En esa época en que la tele era en blanco y negro. Bueno, y después en color. Saliera quien saliera, discutía con él. Principalmente, políticos. Era un espectáculo verlo.

Mi güelito tenía un "tic", por llamarlo de alguna manera, en las manos que lo he heredado yo. Bueno, a lo mejor de tanto mirarlo lo he acabado copiando, no sé. Sólo sé que cuando lo hago, me acuerdo de él.

Mi güelito nos compraba álbumes de cromos a Nisi y a mí. Simplemente, le pedíamos los que queríamos y nos los traía. Así era. 

Mi güelito siempre tenía caramelos de café en su mesita de noche. Nunca tenía chuches, pero sí esos caramelos que siempre comía. Y que nosotras le pedíamos de tanto en tanto. 

Mi güelito nos mandaba postales cuando estábamos de vacaciones en su tierra. Era un poco paradójico que alguien desde tu casa te mandara una postal. Pero era bonito. 

Mi güelito era cabezón. Mucho. 

Mi güelito adoraba a mi güelita. Cada día hablaba con ella, bueno, a su foto. Le contaba lo que había hecho, cómo estaba, cosas nuestras,... Puede parecer una locura, pero era bonito oírle hablar con ella.

Mi güelito... Podría seguir, y seguir, hasta el infinito... 

Pero, en resumen, este era mi güelito cuando yo lo conocí.