No recuerdo cuándo empezó mi afición por el té y, posteriormente, por todo lo relacionado con dicho mundo. Me imagino que, como no me gustaba el café, lo probé y me enganchó.
Como consecuencia de esa "adicción", empecé a desear tener una tetera con la que poder hacer mis tés sin tener que emplear las bolsitas (que son muy prácticas cuando vas con prisas, o en el trabajo).
Tengo 5 teteras, bueno, tenía porqueuna ya se me rompió y otra está lesionada. Aquí está la historia de mis teteras.
1. La primera, la rota, la desaparecida. Me la regalaron como cafetera, pero, claro, yo no bebía café, así que la utilicé para mis tés. Era una de esas cafeteras/teteras de cristal en las que introduces el café/té, le añades agua caliente, lo tapas y lo dejas unos minutos. Después presionas la tapa (que va bajando), y concentras todo el café/té en el fondo. No sé si me explico. Aquí tenéis una que he encontrado por internet que es parecida a la que tenía:
Pero, como digo, pasó a mejor vida... Eso sí, tengo las dos tazas que venían con ella y que todavía utilizo.
2. La segunda fue otro regalo. Un conjunto de tetera japonesa con 6 cuencos, negros y rojos. Sencilla y bonita. Con filtro para la tetera y una esterilla, negra, a conjunto.
Me encanta esta tetera. Es preciosa, por su simpleza, por ser la primera tetera que tenía de verdad,... Lo malo, y lo triste, es que está lesionada. Se me rompió la tapa (menos mal que fui yo). La pegué. Se me despegó (la metí en el lavavajillas... ¿A quién se le ocurre?). La tengo que volver a pegar.
3. Después tengo mi "tetera gigante", de color gris, regalo de mi hermana nisi, otra aficionada al té. Es una tetera redondita, con la que puedes beber y beber té hasta cansarte. Es una tetera para beber en compañia, aunque alguna vez me la he bebido yo solita.
Mi pobre hermana me la compró después de machacarla con "Quiero una tetera nueva", "¿Te he dicho que quiero otra tetera?", etcétera, etcétera, etcétera.
Es una tetera con clase, chic. Me recuerda mucho a los ingleses, no sé por qué. Me gusta mucho, la verdad.
4. La cuarta es un regalo que me hice a mí misma. Es una tetera única y exclusivamente para mí. De esas que llevan su propia taza encajada debado de la tetera. Granate. Sencilla. Sin ningún dibujo. Sosa como yo misma jajajaja. Pero bonita, muy bonita.
5. Y la última, la nueva adquisición del 2013, la que no me esperaba y, sin dudarlo, la que más me gusta (ahora nisi acaba de sonreír porque también ha sido ella la que me la ha regalado) . Mi tetera japonesa azul unipersonal. De esas que pesan porque son metálicas (y yo que pensaba que solamente había negras!), y te puedes lesionar la muñeca como no vayas preparado. Bueno, ésta como es pequeñita no pesa mucho, la verdad.
Es tan, pero tan bonita. Azul (lo había dicho, no?), mi color. De cerámica por dentro y pequeñita. Y es que sólo con mirarla dan ganas de tomar té.
Y como consecuencia de tanta fascinación, me he comprado dos cuencos azules para tomar té. También son muy bonitos.
Así que, cada fin de semana que estoy en casa, me dedico a mi ritual del té: Elijo una de las teteras, el té que más me apetece y el libro que me estoy leyendo en ese momento, y me dedico unos cuantos minutos a mí, a relajarme y disfrutar del fin de semana. Y es fantástico como con cosas tan simples puedes ser feliz.
Felices tés a tod@s!
Me encantan tus teteras, ¡¡¡me encantan tus teteras!!!
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