Érase una vez un reino gobernado por un ogro muy feo y malvado, el cual tenía a su cargo una serie de príncipes y alguna que otra princesa. Estos, a su vez, tenían a su cargo una seria de caballeros y damas, y muchos lacayos obedientes y sumisos.
Un día, una de las damas se enfrentó al rey y, este, que era malo malísimo empezó a pensar qué hacer con ella. Esperó con paciencia hasta que, compinchado con el príncipe calzonazos, la envió al destierro, y así fue como la dama rebelde llegó al reino vecino.
El reino vecino no era mejor. El rey era majo, o eso parecía, pero una de las damas no era tal, sinó que era una bruja disfrazada y le hacía mucho la pelota al rey majo. Y eso podía traer problemas, o eso pensaba la dama rebelde.
En el reino vecino había una princesa sabia y vivelavida, y la dama rebelde quedó a su cargo. Y eso le alegró. No quería estar a cargo de la malvada bruja, no lo soportaría.
Al principio, la dama rebelde estaba triste y no se adaptaba. Echaba de menos a las otras damas, a los caballareos y a los lacayos de su reino. Pidió volver a su reino, pero no le dejaron, así que no le quedó otro remedio que buscar lo positivo del destierro: no veía al rey ogro, en su nuevo castillo había luz natural (antes sólo tenía la luz de las velas y ninguna ventana desde donde poder contemplar el reino), de vez en cuando se iba con la princesa sabia y el resto de caballeros (no había más damas) a tomar brebajes y manjares deliciosos, ... Vamos, que el destierro podía soportarse.
Pero un día, la princesa sabia enfermó y se tuvo que ir a un reino muy, muy lejano durante mucho tiempo. Los caballeros y la dama rebelde estaban preocupados. Entonces, la bruja malvada entró en acción y hechizó al rey majete... Y empezó el desastre.
Uno de los caballeros fue desterrado a un latifundio para ayudar a los campesinos. Otro de los caballeros fue degradado a lacayo. El resto se mantuvo a la espera de lo que podía pasar. Todos deseaban que volviera la princesa sabia, pero no volvía.
La dama rebelde intentó pasar desapercibida. No quería caer bajo las garras de la bruja malvada, pero no fue posible. La bruja malvada intentó manipularla. La dama rebelde no se dejó. La bruja malvada intentó desprestigiarla y el rey majo la escuchó pero el resto del reino no la creyó. El rey ogro y el príncipe calzonazos vieron que la bruja malvada se estaba portando mal, pero no hicieron mucha cosa. Nada más que esperar. Pero la dama rebelde es luchadora y no se deja vencer así como así, por lo que empezó su propia lucha ayudada por los otros caballeros del destierro.
Pasado un tiempo, el rey bonachón decidió traer una nueva dama. Y la bruja malvada la eligió, previo hechizo maligno, por supuesto. La dama curta intentó dañar a todos (caballeros y dama rebelde), pero como no es demasiado inteligente, pues no pudo hacer mucho.
Cuando intentó atacar a la dama rebelde, los caballeros y lacayos del destierro salieron en su ayuda, aunque la dama rebelde se defiende bastante bien. Pero eso sí, nunca va mal una ayudita. Por suerte, la dama rebelde es más inteligente que la dama curta y la bruja malvada y, poc a poc, va ganando terreno.
Además, el príncipe calzonazos le ha concedido el tercer grado, con permiso del rey ogro, y de vez en cuando puede ir a su reino y estar con sus caballeros, damas y lacayos. Y así, la dama rebelde es feliz, aunque tenga que estar a la luz de las velas y no vea la luz del sol. Y coge fuerzas para volver al destierro y enfrentarse a la bruja malvada y la dama curta.
Pero la cosa va mejorando, y la princesa sabia ha vuelto, aunque tendrá que volverse a ir. Y eso es bueno, porque la bruja malvada y el rey bonachón están un poco nerviosos...
¿Qué pasará? ¿Se saldrán la bruja malvada y el rey bonachón con la suya? ¿Los habitantes del destierro conseguirán liberarse de la bruja malvada y ser felices? ¿La dama rebelde volverá a su reino definitivamente?
Si queréis saberlo, tendréis que leer los próximos capítulos.